martes, 1 de diciembre de 2015

DE CORRECCIONES Y AJUSTES

LA DINÁMICA ECONÓMICA CAMINO AL 10D.

Es inevitable que a esta altura de los acontecimientos y en vistas de un cambio de Gobierno, cualquier análisis se centre en su posible agenda, de la complejidad de ella y de las causas de posibles complicaciones que trae consigo.

En el plano de la agenda económica los desafíos son muchos, pero a grandes rasgos se puede mencionar: moderar la inflación, retomar la senda del crecimiento y generación de empleo genuino en el sector privado, normalizar la situación fiscal del Gobierno, el mercado de cambios y la situación patrimonial del Banco Central; así como analizar y recuperar la pérdida de competitividad de las economías regionales y las inversiones en infraestructura.

Sin embargo, en el medio: está la transición. Ésta requiere analizar el estado de situación en cada uno de los espacios sobre los que se ejecutará la política económica, "aggiornando" la agenda a partir de ese estado revelado.

Desde los resultados del ballotage hasta aquí se ha observado el comportamiento de los agentes económicos tratándose de anticipar al escenario de decisiones del nuevo gobierno. Fundamentalmente desde lo que es la normalización del mercado de cambios, esto es: el famoso CEPO; causa indudable del frenazo progresivo observado en la producción e las inversiones, desde inicios de 2012 en adelante. Esto claro: sin desconocer la reversión vista en el escenario económico global, con fuerte caída del comercio exterior y del nivel de actividad económica en importantes "socios" comerciales como Brasil y China.

Pero los agentes económicos definen sus precios con un margen sobre un costo de reposición de lo que venden o producen. Esto es: al valor que creen que les costará reponer lo que venden, en función del desenvolvimiento de las variables macro-económicas que consideran nutre el valor del bien o el servicio que deberán pagar.

Y aquí juega el CEPO. Si bien Argentina a nivel comercial se ha considerado siempre una economía bastante cerrada (incluso en épocas de una supuesta apertura irrestricta), el dólar, desde que el desquicio en el manejo fiscal y monetario se hizo costumbre en los Gobiernos, es el activo del cual se derivan las expectativas de precios de todos los demás activos, bienes y servicios en el país.

Los agentes económicos ya hace un tiempo percibieron que el dólar a $ 9,00 o $ 9,70 no existe; pues de existir, el Gobierno no tendría frenados más de u$s 20.000 millones a importadores y empresas que deben girar fondos al exterior en cumplimiento de sus compromisos; o filtrando la compra de la divisas a ahorristas legítimos con un sistema vía web que "se cuelga" justo cuando las Reservas están "flacas". O simplemente: no se vería una composición de reservas tan débil.

Así y todo, muchos de ellos consideran que los precios de la economía no están en su totalidad influidos por ese valor de divisa oficial, pero tampoco lo estarían al valor del dólar "ilegal" o del dólar denominado "contado con liquidación".

No sabiendo a qué dólar están considerados los costos y precios y presumiendo que llegaría un Gobierno dispuesto a corregir esa gran distorsión de precios relativos existente, iniciando por el valor de la divisa norteamericana: los agentes económicos se juegan por "calzar" sus costos de reposición al valor que creen aquélla tendría a partir del día siguiente al que el nuevo Presidente tome el mando.

Y entonces, se dice: han recompuesto sus precios tomando un dólar de $ 14. Si a eso se le suma un fogoneo de expectativas negativas, originadas en decisiones de último momento del Gobierno saliente, que no hacen más que complicar aún más la agenda en materia económica (suspensión de operación dólar futuro, suspensión de compras de dólar ahorro, decretos de necesidad y urgencia dirigidos a consolidar reclamos financieramente fuertes de las provincias al Gobierno Federal, etc): el cocktail es fantástico.

Del cual resulta un aumento de precios importante en la última semana, tendencia que podría profundizarse.

Y ésto, naturalmente, genera incertidumbre en la población y cruces de responsabilidades por la situación.

SOBRE CORRECCIONES Y AJUSTES.

Una corrección no siempre implica un ajuste.

Ocurre que en Argentina estamos acostumbrados a que, luego de un período de desquicio como el descripto párrafos arriba, cualquier corrección termina siendo o provocando un ajuste.

La primera corrección inevitable, mal que nos pese, es la de la variable "driver" de las decisiones económicas en Argentina: el valor del dólar.

Es imposible considerar que el denominado CEPO y su consiguiente "familia numerosa" de tipos de dólar de todo "nombre", ha sido una decisión acertada. Fue un gran desacierto.

Nació para contener fuga de divisas, pero partió de un stock de reservas en el Banco Central de u$s 52.000 millones y estará terminando con un stock de u$s 25.000 millones. A lo que cabe agregar: la calidad de la composición de las reservas actuales, en términos de "poder de fuego" para afrontar los desafíos de la economía, es muchísima peor a la de entonces (fines de 2011).

Si analizamos el comportamiento de la economía y sin desconocer los cambios producidos en el contexto internacional, mostrando una menor demanda de exportaciones argentinas: el CEPO ha sido una medida que terminó frenando cualquier decisión importante de producción y/o inversión. Casi 4 años creciendo a una tasa promedio apenas superior a 0, o directamente de 0. Una inflación que promedió anualmente el 30%. La industria que lleva mas de 24 meses en caída. Las economías regionales en tobogán vertiginoso. El consumo apenas sostenido por promociones y por la infernal emisión monetaria. Distorsiones por doquier. Una economía en dónde la primera pregunta que cualquier se hace es: "¿cómo ser que <TAL COSA> cueste $ XXX cuando <TAL OTRA> cuesta $ YYY"?.

En fin: el valor del dólar debe corregirse. ¿Provocará un ajuste?. Y, sí.

Es una corrección que se producirá vía depreciación (o devaluación) del dólar oficial aunque no necesariamente tendría que afectar al dólar "ilegal" o al dólar "contado con liquidación".

De esa depreciación contingente, los agentes económicos ya "descontaron" la posible nueva posición para la divisa y fijaron sus precios considerando sus costos de reposición a esa nueva posición.

¿Pero puede haber más todavía, si ya lo "descontaron" y lo incorporaron en los precios?. Bueno, eso se relaciona con las expectativas y todo dependerá de cómo se sigan desenvolviendo los hechos. En particular: dependerá de la confianza en la posibilidad que pueda tener el nuevo Gobierno de lograr el objetivo con los menores costos posibles. De confiar que el próximo Gobierno acompañe esa corrección, corrigiendo simultáneamente la inercia fiscal fuertemente deficitaria y el exagerado crecimiento de la oferta monetaria.

Sin embargo: es inevitable que, en este caso, CORRECCIÓN implique un AJUSTE sobre los INGRESOS relativos de los argentinos.

CÓMO CONSIDERAR LA CORRECCIÓN DEVALUATORIA.

Me voy a centrar en el último párrafo anterior. La devaluación de la que tanto se habla ¿lleva el valor de la moneda a una situación exagerada que pudiera compararse a una manipulación del tipo de cambio con fines comerciales?. En otras palabras: ¿responde a la decisión de desvalorizar el peso exageradamente para reducir importaciones y promover exportaciones?.

La verdad que no. Volviendo a algunas partes de lo expuesto antes: nadie cree en el valor del dólar que expone el BCRA y que todos conocemos como "oficial". Nadie cree que un dólar valga $ 9,70.

Si ese fuera un valor creíble, no habría necesidad de tener un "CEPO", que de todos modos hoy por hoy, es poco lo que defiende de reservas pues las efectivas poca magnitud ya muestran.

La devaluación en este caso entonces, será la que lleve el valor de la paridad con la divisa norteamericana (y de su mano con el resto de la divisas del mundo) al nivel que la economía puede sustentar. La depreciación que se produzca en el valor del "peso" no es un manejo destinado a exagerar la competitividad de las exportaciones, como se observó en algunos países asiáticos en otras épocas de la economía global. EN ESTE CASO, es restituirla al valor que soporta la economía en su conjunto.

Es posible incluso que, como en tantas otras épocas de correcciones en la economía argentina, se produzca un "over-shooting". O sea: una sobre reacción en la demanda de la divisa que, ante inexistencia de reservas suficientes o percepción de una oferta insuficiente, provoquen un salto mayor al necesario. Pero normalmente, luego morigera y vuelve al lugar indicado.

Pero yendo al mello de la cuestión, SUGIERO MIRAR LAS COSAS DE OTRO MODO: NO ES QUE LA DEVALUACIÓN que pueda producirse, terminará "ajustando" ingresos y salarios que se encuentran en un nivel sostenible medido en en dólares y que son el resultado de una economía sana, que efectivamente los paga a ese "nivel en dólares" porque se encuentra con niveles de productividad aceptables.

EN REALIDAD: la "famosa" mejora lograda en el poder adquisitivo, que ha sido "caballito de batalla" en las elecciones, ha sido solo mediante el "anclaje" del tipo de cambio. Es decir: por acción de un Gobierno que decidió "pisar" el valor del dólar desde la administración de las divisas por el BCRA, provocando que, sin acompañamiento en el comportamiento de las finanzas públicas y la regulación del dinero en la economía: aquél varíe anualmente menos que los precios y los salarios internos.

Y todos creemos que tenemos ingresos con buen poder de compra y que ésto es resultado de una gestión política brillante. Nada más opuesto.

De hecho, exponer felicidad porque "los aeropuertos están llenos de argentinos viajando al exterior...", cuando en rigor se sabe que eso está sucediendo como consecuencia de un "dólar barato" y que de la "otra cara de la moneda" se observa en simultáneo caída en los niveles de producción, estancamiento de inversiones y  complicaciones en las economías regionales: es propio de un cinismo devastador.

Cuando en 2002 se produjo la devaluación del peso, luego de 10 años de convertibilidad y paridad 1 a 1, la sociedad mostró enojo pero rápidamente encontró responsables: fueron los Gobiernos previos que sostuvieron la paridad 1-1 mucho más tiempo que el que la economía había podido soportar. En dicha oportunidad, el gasto público, los ingresos locales y los salarios recibieron un ajuste de alrededor de un 50% en el poder de compra. Pocos "miraron" a Duhalde. La mayoría miró a De la Rúa y a Menem y les atribuyó la responsabilidad.

Es inevitable ver identidad de circunstancias. No necesariamente en cuanto a la magnitud del ajuste, sino en cuanto a la relación causa-efecto. A la atribución de las responsabilidad.

En esta oportunidad, si bien todo indica que la situación no es tan crítica (aunque sin estadísticas y con tanta manipulación de información, es difícil saberlo), particularmente porque los niveles de deuda externa son bajos, EL ANÁLISIS DEBE SER EL MISMO.

LA CORRECCIÓN DEL TIPO DE CAMBIO (del valor del Dólar) ES LA CONSECUENCIA DE HABERSE MANTENIDO IRRESPONSABLEMENTE "PISADO" DURANTE 4 AÑOS.

EL AJUSTE QUE EN LOS INGRESOS Y SALARIOS ELLA PROVOQUE INICIALMENTE: ES CLARAMENTE RESPONSABILIDAD (CULPA) DEL GOBIERNO QUE GENERÓ SEMEJANTE DISTORSIÓN.

ESTO NO EXIME AL GOBIERNO ENTRANTE DE PLANIFICAR CON SERIEDAD LA SALIDA DEL "CEPO" (QUE ES EL HECHO QUE SEGURAMENTE GENERE LA CORRECCION EN EL TIPO DE CAMBIO) EN UN MARCO INTEGRAL DE ACCIÓN SOBRE VARIABLES MACROECONÓMICAS, PARA DE ESE MODO: EVITAR O MORIGERAR LOS EVENTUALES EFECTOS NO DESEADOS.


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